viernes, 25 de abril de 2014

Sustitutos harina de trigo

Harina de arroz integral:














Bajo valor nutricional.
No liga igual que la harina de trigo, y además da a las masas una consistencia arenosa.
Requiere una mayor cantidad de agua o ingredientes húmedos que la harina de trigo.
En exceso puedo dar un sabor amargo a la masa.


Harina de quinoa:














Alto valor nutricional
Tiene un sabor suave.
No usar más del 15 % del total de harina en el pan, ni más del 10 % en repostería.
No liga.


Harina de trigo sarraceno:




Nutricionalmente una de las mejores.
Tiene un sabor particular que dará un toque diferente a la masa.
Recomendable no usar más del 10 % del total de ingredientes de la receta, especialmente si no se está acostumbrado a su sabor.


Harina de amaranto:
















Contenido nutricional alto.
De fácil digestión.
La que mayor poder para ligar tiene, aunque no como la de trigo.
La masa tendrá una consistencia pegajosa.
Sabor suave.
No utilizar más de un 20 % del total de la harina o la miga puede adquirir una consistencia pegajosa.


Harina de maíz integral:














No confundir con el almidón de maíz (Maizena).
Valor nutricional inferior a la de trigo.
Confiere esponjosidad a las masas en repostería y aporta un ligero sabor dulce.
Hay que tener especial cuidado en su conservación, mantenerla en un envase perfectamente cerrado, en lugar seco (alejado de la humedad) y protegido de la luz, ya que debido a su contenido en ácidos grasos, se puede poner rancia con la humedad, pudiendo contener sustancias tóxicas llamadas micotoxinas.
Una harina en mal estado se reconocerá por un olor rancio y/o un cambio en su color.
Si no se usa con frecuencia es aconsejable guardarla en el frigorífico.


Harina de garbanzo:















Alto valor nutritivo, alto contenido en proteínas.
Sirve para ligar y dar cuerpo a las masas de repostería.
Sabor fuerte, utilizar un máximo del 10 % del total de la masa.



Harina de tapioca o almidón de yuca:














Muy bajo valor nutricional.
Sirve como base para bizcochos y galletas que necesitan una textura ligera.
No usar más del 50 % del total de la harina porque el sabor puede no resultar agradable.
Usar del 5 al 10 % en masa de pan y hasta el 40 % en masas de repostería y galletas.
Sirve como espesante y absorbe mucha agua, ayudando a retener humedad a la masa.





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